sábado, 11 de mayo de 2013

Restaurando un macetero de madera del pueblo

Uno de los sitios donde siempre puedo encontrar cosas muy antiguas y bonitas es en la casa del pueblo. La última vez cayó en mis manos un macetero antiguo que me parecía muy chulo. 
A simple vista parecía que no necesitaba mucho arreglo y que sería fácil y rápido dejarlo otra vez nuevo. Así que me lo llevé a casa para empezar cuanto antes.
No sé desde cuando lo tendrían mis abuelos pero lo que sé es que lo habían pintado, repintado, pintado de nuevo, repintado de nuevo y tenia clavos por todos los lados. Clavos más grandes, más pequeños, unos torcidos, otros sin función alguna... en fin...
Se suponía que restaurar el macetero no me llevaría mucho trabajo ni mucho tiempo pero enseguida me di cuenta que estaba muy algo equivocada.


Comencé decapando todo el macetero eliminando la pintura con la ayuda de una rasqueta.
La verdad es que con una herramienta tan simple la pintura salía muy fácilmente:

El macetero era de madera de pino. Es una madera que garantiza una durabilidad suficiente una vez que se trata. A mi personalmente, para este tipo de piezas, me gusta mucho esta madera por que se trabaja bastante bien.
Para decapar y limpiar todos los huecos del macetero intenté desmontarlo.
Lo que al principio parecía un trabajo fácil se complicó, entre otras cosas, por que sin motivo alguno, habían metido clavos como si fuese la vida en ello. Algunos muy grandes y otros que ni siquiera sujetaban nada, otros torcidos, otros pequeños, unos más largos, otros más cortos... y lo único que ocurría era que, debido a todos éstos clavos, las tablas de las baldas habían empezado a agrietarse por varios sitios y se estaban partiendo. Por otro lado, también había indicios de que, en algún momento, éstas habían tenido algo de carcoma.
Así que ni me lo pensé. Procedí a desmontar el macetero para quitar las baldas y decidí poner unas nuevas con madera maciza de pino.

Una vez desmontado, terminé de eliminar los restos de pintura de las patas ahora que ya no tenía baldas.
A continuación me cortaron los tablones de 30x30 y 20x20 haciendo una figura triangular igual que las baldas antiguas. Las probé hasta que encajaron en su lugar y las dejé colocadas para posteriormente encolarlas.
Después hice un tinte para teñir la madera de las baldas con el fin de conseguir un tono más parecido al de las patas del macetero.
Para ello mezclé en medio vaso de agua templada una pizca de Nogalina para darle un tono oscuro y tostado y lo mezclé  con un pelín de Palisandro para adquirir un tono, al mismo tiempo, rojizo. ¡¡Y cuando digo una pizca es realmente una pizca por que el tinte enseguida se oscurece!!.
¡OJO! Yo aconsejo ir añadiendo muy poco a poco el colorante para conseguir el tono deseado. Con muy poca cantidad se conseguirá un color que nos podrá servir para oscurecer un poco las baldas.

La Nogalina es un colorante obtenido de la cáscara de la nuez. Se utiliza para teñir la madera, normalmente de color nogal, ya sea más claro o más oscuro.

Cuando conseguí el tono adecuado, teñí las baldas antes de montar el macetero y encolarlas. El tiempo de secado del tinte es mínimo. Se seca rapidísimo y enseguida podemos aplicar las manos que sean necesarias. Le di varias hasta que conseguí un color parecido al de las patas que también teñí un par de veces. 

 
La idea solamente era oscurecer un poco la madera de las baldas ya que se trataba de una madera en crudo. No era necesario, y sería casi imposible, que el tono fuese exactamente igual al de las patas ya que finalmente barnizaría todo el macetero.
A la hora de encolar el macetero, encajé las baldas en los huecos de las patas primero para probar que quedasen perfectas y después procedí a encolarlas.

Una vez encoladas coloqué unas cuñas muy pequeñas de madera en algunos huecos que habían quedado entre las baldas y las patas y también añadí un poco de masilla oscura en algunos agujeritos y pequeñas grietas que encontré.

Después procedí a dar un buen lijado a todo el macetero para eliminar cualquier posible resto e imperfección.
Y empecé a aplicar la primera mano de barniz con un poco de disolvente para que hiciera las veces de tapa poros.
Me decidí por un tono nogal que quedase oscuro.
Y apliqué un par de manos más por que quería oscurecer mucho más el color del macetero.

Finalmente, éste fue el resultado:

Había conseguido un color oscuro que quería y ya estaba listo para colocar unas plantas alegres.
¡Ahora está genial! Listo para devolverlo a su lugar.